Miles de personas fueron parte del viacrucis, en el cual se recreó la muerte y crucifixión de Jesús. La procesión que se realiza en El Valle tiene un aspecto especial, pues todas las acciones que se representan en el cuadro vivo de Jesús, son reales, a tal punto que los latigazos y golpes dejan huellas en los cuerpos de las personas que representan a Jesús y los dos ladrones, como relata la biblia.
Este evento con una tradición que supera los ochenta años en la ciudad de Loja, ha tomado fuerza en los últimos tiempos, más aún cuando los medios de comunicación de la municipalidad transmiten este hecho a todo el mundo, por lo que las personas varias ciudades conocen sobre esta tradición y se ha convertido en un espacio adecuado para celebrar con sus familias el viernes santo.
Durante el recorrido encontramos a varias familias de la ciudades de Machala y Cuenca que vinieron a participar de este acto tradicional en Loja, pues consideran que a más de conocer la ciudad, tuvieron la oportunidad de recordar la muerte de Jesús, meditar sobre su vida y corregir algunas acciones que por los afanes de la vida no se ajustan a lo que dice la palabra de Dios.
Para Esperanza Pineda, esta tradición que se realiza en Loja es muy importante para los cristianos, ya que es un tiempo de meditación profunda. “Vine con mis tíos desde Machala, escuchamos la misa y acompañamos durante toda la procesión, así que estuvimos casi hasta media noche, pero valió la pena”, comenta.
Asimismo, Juan Campoverde, es padre de tres pequeñas, a quienes las trajo junto a su esposa para celebrar el viernes santo y recordar la muerte de Jesús con el viacrucis real. “es la primera vez que veo esta representación y es impresionante como viven la pasión y muerte de Dios en esta ciudad”.
De a poco las costumbres lojanas generan movimiento turístico en la ciudad, dinamizan la economía y sobre todo fortalecen las creencias religiosas de los ciudadanos.